A semanas de ajustes

Ya han transcurrido dos semanas desde que Vicente se encuentra tocando nuestras vidas, bueno con Aldana hay tan sólo una diferencia de tres años, pero como le he repetido a Mili, ya lo había olvidado. Recordando, había sido difícil, pero en este andar todo se suaviza y queda registrado en un rincón de olvidos.

Pero Vicente ha sido más menos complejo, desde que no quiere tomar pecho, y con ello el ordeñamiento de los pechos de Mili, para proveer de esa leche que es tan vital para el fortalecimiento de todo su sistema inmunológico. Hacer uso de mi fuero paternal, fue tan mínimo, debió haber sido más.

Han existido muchas noches de desvelos, que es su madre quien más lo ha resentido pero las fuerzas y las ideas cambian cuando desde su pequeña humanidad aparecen gestos de risas y que en búsqueda de leche estira su boquita y que queremos creer que esta pidiendo besitos. Y todo se olvida, lo mismo con Aldana, que ha retrocedido y se encuentra en el acaparamiento al límite de atención. Pero en las mañanas cuando amanezco, y Aldana se pasa a nuestra cama, después de haber pasado unas noches de inquietud con el llanto de su hermano, y busca a su bebé para darle besitos; es que al ver la familia completa y ver la situación en la que nos encontramos con Milisen, de lo contento y pleno que nos deja esta construcción diaria de familia.

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