Esto de pisar nuevamente las calles de Santiago...
Bueno esto es un tarareo de alguna canción que en nada tiene que ver con lo acontecido en este mes de trabajo acá. Hay tanto cansancio, no era la mejor época para estar, las condiciones ambientales marcan gran parte de este paso por acá, es que treinta y siete grados de calor, es que córtala, demasiado. Bueno por lo laboral debía estar un mes, el trabajo esta bien, los encuentros con amigos es lo otro memorable, pero andar caminando por las calles, por su Alameda es una esquizofrenia, y por fin he detectado al responsable de esto, es esa lucecita verde que acelera y tropieza nuestros pasos, no he visto luz con mayor poder que aquella, el nivel de control ejercida por ella es muy grande y anda a que se ponga a parpadear, es que todos corren, no discrimina sexo, condición social, física, edad, todos subyacemos ante ello. No hay forma de evitarlo si la pretensión es cruzar la Alameda, es que no pienses llegar hasta la vereda de enfrente, por lo pronto podrás estar a medio camino de llegar. Todos corren, casi caigo en su juego, y al verme acelerar mi paso caigo en cuenta, me detengo, así que aunque deba caminar más trato de cruzarlo por el metro, pero cuando no se puede hacer eso no lo miro, evito sus ordenes desacelero mi rito para llegar en condiciones de sólo cruzar, es una guerra diaria, pequeña guerra. Los tiempos y distancias de acá no son los míos, mucho tiempo que dejaron de ser míos, si hubo añoración fue sólo elucubración mental, solo eso... ya me regreso.